Los maltratadores son hombres normales, demasiado normales. Son los varones que participan del pensamiento machista tradicional y conciben a sus parejas como objetos propios. Están convencidos de que tienen una mujer como tienen un coche. No dudan de su superioridad frente a las mujeres. Independientemente de cómo sean, cualquier mujer es inferior a ellos. Participan del imaginario colectivo, refrendado por la ley hasta hace poco, de que las mujeres son propiedad de los hombres, primero de sus padres y después de sus maridos. Hay maltratadores de todas las edades y entre todas las clases sociales, de todas creencias religiosas, de todas las ideologías políticas, analfabetos y master en telecomunicaciones. Negar sus comportamientos es uno de los rasgos comunes que tienen entre ellos. Por lo demás, una actitud habitual entre los varones ante los abusos de poder sobre las mujeres. Los maltratadores son incapaces de reconocer que están haciendo algo incorrecto o malo. Para ellos, están desempeñando el papel que le corresponde al hombre " como debe ser".Todo forma parte de la cultura en la que vivimos. Esta mentira la mantienen ante ellos mismos y ante los demás, convirtiéndose en el mecanismo que les permite mirarse al espejo todas las mañanas sin sentir remordimiento o culpa.
Niegan los maltratos por varias vías: minimizando lo que han hecho, buscando excusas dentro del razonamiento y justificando. Dan una explicación de lo que está ocurriendo según sus propios esquemas y pensamientos, y cada vez traspasan más los límites de su conducta, de tal manera que llegan a un punto que hagan lo que hagan, por muy horrible que sea, a ellos les parece normal. Cuando un maltratador explica la relación con su compañera, dice los tópicos machistas y sobre todo, se hace la víctima " en realidad es ella quien me tiene dominado", " si la que manda en casa es mi mujer", " si vive como una reina, no trabaja, solo tiene que hacer las cosas de casa". Los maltratadores son expertos manipuladores emocionales.
Su principal argumentación, como es habitual también en la cultura machista y patriarcal, es culpabilizar a las mujeres de todo cuanto ocurre. Así sabemos que los hombres no violan no agreden a las mujeres, son ellas las que provocan. Lo llegan a decir los jueces por escrito en sus sentencias. También, si su mujer no trabaja fuera de casa es porque ella no quiere, y si ellos se enfadan o reaccionan con violencia es porque ellas les han sacado de sus casillas. Incluso cuando están en prisión son capaces de argumentar que si están en la cárcel es porque su mujer los ha denunciado, no porque él era un violador, un torturador o se comportaba como una bestia con ella. Los maltratadores no tienen ninguna capacidad de empatía, ni saben ni quieren saber qué siente, qué piensa o qué quiere ella. Negando y justificando, sobreviven perfectamente. Son hombres que necesitan reafirmarse, no toleran perder y creen que siempre tienen razón. Este tipo de agresores, fuera del contexto doméstico, suelen resultar unas personas encantadoras, amables e incluso cariñosas.